¿Cuál es la filosofía básica del biomorfismo?

En medio de la resaca social de la Primera Guerra Mundial, muchos artistas europeos buscaban en su interior lo que había debajo. Muchos participaron en el floreciente interés por la psicología y las ciencias físicas, encontrando inspiración tanto en los signos y símbolos invisibles que brotaban del subconsciente como en las estructuras celulares internas visibles y las formas de vida que componen el cuerpo. Con raíces profundamente conectadas con el dadaísmo y el surrealismo, surgió un modo intuitivo de expresión acuñado como “biomorfismo”, en el que los elementos de una obra de arte se modelaban a partir de patrones, formas biológicas y figuras naturales. Esta forma fluida de crear arte a partir de la emoción y su estética curvilínea resultante se infiltraron en todos los ámbitos de la sociedad, desde la pintura y la escultura hasta las artes decorativas y el diseño de interiores.

Sin mayúsculas, el término “biomórfico” se utilizó para describir tratamientos anteriores en la historia del arte, como el motivo decorativo común del Rococó que se asemejaba a conchas y hojas de acanto o los arabescos serpentinos del Art Nouveau, así como en los motivos del arte islámico que evocaban formas vegetales. También se aplica a las formas orgánicas utilizadas en diversos movimientos artísticos posteriores.

El biomorfismo se prestaba perfectamente al ímpetu surrealista de retratar el inconsciente interno a través de un arte automático, de flujo de conciencia. Incluso en la escultura, la práctica de la talla directa y el uso del grano, la textura y la densidad del material para dar forma enérgica a la obra de arte llevaban la marca del automatismo. Al permitir que el medio artístico y el material dieran forma a un flujo intuitivo de expresión, el artista creaba una conexión entre el espectador y su propio espíritu interior, un puente artístico entre el subconsciente humano y la realidad.

Muchas formas biomórficas se veían como derivaciones abstraídas de la realidad, ligeramente reconocibles y no identificables a la vez. Un motivo común que enfatizaba esta relación entre familiaridad y ambigüedad era la correspondencia visual entre el cuerpo humano y el paisaje natural.

Para crear imágenes y texturas biomórficas, los artistas empleaban una serie de técnicas pictóricas innovadoras, como la decalcomanía, en la que se colocaba un trozo de vidrio o papel sobre una superficie pintada y luego se retiraba; el grattage, en el que se colocaba un objeto bajo el papel y luego se pintaba encima; y el frottage, en el que se colocaba papel sobre un objeto y luego se frotaba con carbón para crear una huella.
Muchos artistas biomórficos creían que el proceso intuitivo de la abstracción orgánica en el arte era un vehículo esencial, a través del cual se podía llegar a las grandes verdades elementales de la existencia, fortificar las propias aspiraciones espirituales y revelar visiones y mensajes sobre el futuro.

¿Quién inventó el biomorfismo?

La categoría de arte biomórfico es amplia y diversa, y establece conexiones entre objetos inspirados en la naturaleza de distintas épocas y geografías. En un catálogo de 1936 para el Museo de Arte Moderno, el director del museo Alfred H. Barr acuñó el término biomorfismo para describir la tendencia de las formas “curvilíneas”, “decorativas” y “románticas” en el arte abstracto. Estas obras se inspiraban en las formas orgánicas de plantas y animales, rechazando las estructuras rígidas de la abstracción geométrica en favor de algo mucho más fluido. Entre los iconos del biomorfismo se encuentran las sinuosas estructuras Art Nouveau de Antoni Gaudí y Hector Guimard, los paisajes oníricos [surrealistas](/género/surrealismo] de Joan Miró e Yves Tanguy, las esculturas redondeadas de Henry Moore y [Barbara Hepworth](/artista/barbara-hepworth], y las amplias formas arquitectónicas de Zaha Hadid y Frank Gehry.

En un catálogo de 1936 para el Museo de Arte Moderno, el director del museo Alfred H. Barr acuñó el término biomorfismo para describir la tendencia de las formas “curvilíneas”, “decorativas” y “románticas” en el arte abstracto.

Quién inventó el biomorfismo?

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Poco después de su aparición en la pintura abstracta, el biomorfismo encontró su voz en las artes tridimensionales. El primer escultor abstracto biomórfico fue Jean Arp. Al principio incorporó formas biomórficas a sus relieves murales, que parecían objetos en forma de huevo con formas anidadas dentro de otras formas.